Carl Jung, quien desarrolló lo que conocemos como psicología transpersonal en el siglo XX, recopilando información de los conocimientos de las antiguas civilizaciones, notando el patrón o pulso constante entre ellas y como cada una tenía puntos específicos en común con las otras, a lo que llamó arquetipos.
Estos arquetipos, son una unidad básica de información, como los bits algo que no puede ser reducido a ninguna otra cosa, porque representa una energía primordial, que forma parte del inconsciente colectivo, algo así como los registros akáshicos, en donde se guarda toda la información que fue, que es, que será y a dónde todos estamos conectados y conocemos mediante sus símbolos.
Para poder comprender estos símbolos cósmicos nos basamos en la energía que traemos disponible desde nuestro nacimiento y esta manera de interpretar los fenómenos que se nos presentan, van desarrollando nuestra realidad.
Es acá dónde comenzamos a ver la diferencia entre intuir y percibir, porque junto con pensar y sentir son las herramientas con las que nuestro ser cuenta para empezar a crear el relato de su vida.
Digamos que pensar y sentir son cosas que tenemos más al alcance y podemos diferenciarlas mejor, porque son funciones que utilizamos mucho por occidente. Pensar es cuando con la información disponible, podemos nombrar o interpretar la experiencia. Sentir es cuando evaluamos una experiencia según nuestro valor emocional. Por ejemplo, a mi me gusta el chocolate. Estoy haciendo un juicio de valor sobre la experiencia
Intuir y percibir son un poco más esquivas porque se salen un poco de la mente racional para perderse en lo que habita en el inconsciente. Entonces percibir es detectar con nuestras herramientas sensoriales lo que la experiencia es. Por sí misma, completa. Sin juzgarla. La intuición es todo lo que podemos adquirir de esta pero sin que medien las herramientas sensoriales. Algo así como un poder extrasensorial que nos ayuda a advertir los cambios en la matrix y nos preparan para la experiencia que se está por manifestar.
Jung aclara, en pocas palabras, el significado de cada una de estas funciones: “La percepción sensorial nos dice que algo existe; el pensamiento nos dice lo que es; el sentimiento nos dice si es agradable o no lo es; y la intuición nos dice de dónde viene y adónde va”.
Desarrollar estas dos funciones, que parecen superpoderes, pero solo porque olvidamos cómo usarlas, requiere disciplina. Es necesario practicarlas. recuperarlas. Porque cuando no las usamos, perdemos mucho de lo que está pasando cada vez que experimentamos algo.
En el tarot. La suma sacerdotisa es el arquetipo que nos ayuda experimentar la intuición. Es quien nos llama a conocer los misterios que habitan en este logos cósmico. El colgado, es el arquetipo de la percepción, porque es quien permanece solo detectando con sus sentidos lo que le rodea. Absorbiendo toda la información que le llega mediante la vibración y la luz.
Para empezar a practicar, me gustaría compartirles una meditación que hice hace un tiempo y que viene bien para dar el primer paso en el desarrollo de estas funciones. Ya de paso te podés suscribir a mi canal!
Conocé nuestras lecturas
Comments